Cuando se lleva a cabo una investigación cualitativa en la que intervienen seres humanos como fuente de datos y herramienta de análisis de datos, los investigadores deben ser especialmente conscientes de la subjetividad en la investigación. Además, su audiencia espera que demuestre esta atención cuando divulgue una investigación cualitativa rigurosa. En consecuencia, la reflexividad es un componente esencial de los métodos cualitativos. Las prácticas reflexivas son necesarias para garantizar la fiabilidad de los datos y las conclusiones, tanto desde el punto de vista del investigador cualitativo como del público.
La reflexividad, en el contexto de la investigación cualitativa, se refiere al proceso de reflexión continua sobre el papel, los prejuicios, los valores y las relaciones del investigador, tanto con el sujeto de la investigación como con los procesos de recogida y análisis de datos. Este concepto se basa en el reconocimiento de que los investigadores no son observadores pasivos y objetivos.
Por el contrario, construyen activamente el conocimiento y están intrínsecamente vinculados a la investigación que llevan a cabo. Por supuesto, esto también es cierto en las ciencias físicas y naturales y en cualquier disciplina que emplee la investigación cuantitativa. En cierto modo, la comprensión de conceptos como la gravedad y la velocidad también puede verse influida subjetivamente por los conocimientos y las perspectivas de las personas sobre el mundo que les rodea. Dicho esto, la reflexividad es una práctica de investigación clave en las ciencias sociales y en cualquier disciplina que emplee métodos de investigación cualitativos, sobre todo cuando dichas disciplinas tratan conceptos y teorías de interacción social, relaciones interpersonales y prácticas culturales.
La reflexividad es la práctica de la autoconciencia en la investigación, ya que los investigadores examinan críticamente su influencia en la construcción e interpretación del conocimiento. El trasfondo social, los supuestos, la posición y el comportamiento del investigador pueden influir en varias fases de la investigación, como la recopilación, el análisis y la interpretación de los datos. Por lo tanto, la reflexividad exige que los investigadores tomen conciencia de sus perspectivas, suposiciones e influencias en la investigación y las articulen. La reflexividad tiene dos componentes principales: la reflexividad personal y la reflexividad epistemológica. La reflexividad personal se refiere al modo en que los valores, experiencias, intereses, creencias, compromisos políticos, objetivos vitales más amplios e identidades sociales del investigador han dado forma a la investigación. Incluye la reflexión sobre cómo la investigación puede afectar y transformar al investigador a lo largo del tiempo. La reflexividad epistemológica, por otra parte, se refiere a cómo los aspectos del proceso y la metodología de la investigación, como la pregunta de investigación, los instrumentos de recopilación de datos o los supuestos epistemológicos subyacentes, pueden estar dando forma a los datos y al análisis que se produce.
La reflexividad es fundamental en la investigación cualitativa por varias razones. En primer lugar, aumenta la credibilidad y la responsabilidad de la investigación. Al ser transparentes sobre sus puntos de vista y supuestos, los investigadores pueden permitir que el público comprenda su perspectiva y la posible influencia que pueda tener en los resultados de la investigación. En segundo lugar, la reflexividad es una herramienta para llevar a cabo una investigación ética. Garantiza que los investigadores sean conscientes de su dinámica de poder con los participantes y conscientes de su responsabilidad e influencia potencial. Esta reflexión puede ayudar a prevenir la explotación o el daño y promover el respeto de los derechos y la dignidad de los participantes. Por último, la reflexividad puede enriquecer los procesos de investigación. Anima a los investigadores a cuestionar sus propios supuestos, lo que conduce a interpretaciones más reflexivas, matizadas y críticas de los datos. Esta autorreflexión también puede conducir a nuevas preguntas de investigación, mejorando la profundidad y amplitud de la indagación.
Un ejemplo de reflexividad en la investigación cualitativa es el de un sociólogo que estudia la pobreza en su propia comunidad. Sus experiencias personales y sus ideas preconcebidas sobre la comunidad pueden influir en su forma de abordar la investigación, en las preguntas que formula y en la interpretación de los datos. En cualquier proyecto de investigación cualitativa, el investigador suele reconocer sus conexiones y creencias personales sobre la comunidad. Podría reconocer que sus experiencias podrían llevarle a hacer demasiado hincapié en ciertos aspectos y pasar por alto otros. Durante la recogida de datos, podría reflexionar sobre cómo su presencia e identidad influyen en las respuestas de los participantes.
Al analizar los datos, los investigadores podrían cuestionar sus interpretaciones y poner en tela de juicio sus suposiciones. En la investigación sobre gestión, por ejemplo, ¿tiene el investigador un conocimiento sólido de las relaciones en el lugar de trabajo, dada la dinámica de poder presente entre los individuos? En la investigación sobre salud mental, ¿las interacciones del investigador con los pacientes clínicos implican el cuidado y el respeto necesarios durante la recogida de datos? Un investigador también podría considerar cómo su posición de privilegio como investigador afecta a su relación con los participantes y al proceso de investigación. Por último, al presentar sus conclusiones, podría discutir estas consideraciones reflexivas, proporcionando a la audiencia una comprensión más clara del contexto y la interpretación de los datos. De este modo, la reflexividad se convierte en una parte continua e integral del proceso de investigación, lo que aumenta su credibilidad, su conducta ética y la profundidad de la indagación.
La reflexividad en la investigación cualitativa es multifacética y puede clasificarse en dos tipos principales: reflexividad personal y reflexividad epistemológica. Cada uno de estos tipos desempeña un papel único en la investigación y ofrece diferentes lentes a través de las cuales el investigador puede examinar su influencia en la investigación.
La reflexividad personal o reflexividad del investigador implica que el investigador reflexione sobre el modo en que sus características, experiencias, valores y creencias personales influyen en la investigación y sus resultados. Los investigadores cualitativos incorporan sus historias personales, identidades y visiones del mundo a la investigación. Este enfoque puede influir sutil o abiertamente en todos los aspectos del estudio, desde la selección del tema hasta la formulación de las preguntas de investigación y la interpretación de los resultados. Por ejemplo, el bagaje cultural de un investigador puede influir en su comprensión e interpretación de las experiencias de los participantes. Un investigador que ha experimentado la pobreza puede aportar ideas únicas a un estudio sobre desigualdades socioeconómicas, pero también puede tener ciertos prejuicios o ideas preconcebidas que deben reconocerse. La reflexividad personal también implica reflexionar sobre las emociones del investigador y cómo pueden afectar a la investigación. No es raro que los investigadores experimenten una serie de emociones durante el proceso de investigación. Estas emociones pueden influir en el modo en que el investigador interactúa con los participantes, recopila e interpreta los datos y presenta los resultados de la investigación.
Por otra parte, la reflexividad epistemológica implica reflexionar sobre los supuestos y las afirmaciones de conocimiento que se hacen en la investigación. Este tipo de reflexividad requiere que los investigadores cuestionen los paradigmas, métodos y teorías que adoptan en su investigación y que consideren cómo estas elecciones conforman el conocimiento que construyen. Por ejemplo, un investigador que lleve a cabo un estudio fenomenológico podría reflexionar sobre su suposición de que las experiencias vividas por los individuos pueden aportar información valiosa sobre un fenómeno. También podría considerar cómo su elección de la fenomenología influye en la investigación, por ejemplo, cómo recopila e interpreta los datos y cómo presenta sus conclusiones. La reflexividad epistemológica también implica considerar las limitaciones de la investigación. Cada enfoque de investigación tiene sus puntos fuertes y débiles, y reconocerlos puede aumentar la credibilidad de la investigación. Por ejemplo, un investigador podría reflexionar sobre cómo su elección de un método concreto podría haber conducido a la omisión de ciertas perspectivas o al énfasis excesivo en otras.
Practicar la reflexividad requiere un esfuerzo intencionado y sistemático por parte del investigador. A continuación, exploraremos tres técnicas que pueden ayudar a los investigadores cualitativos a llevar a cabo una investigación reflexiva: llevar un diario reflexivo, realizar sesiones informativas entre iguales y llevar a cabo una autorreflexión crítica.
Una forma eficaz de practicar la reflexividad es llevar un diario reflexivo. Se trata de un registro personal en el que el investigador puede documentar pensamientos, sentimientos, observaciones y reflexiones a lo largo del proceso de investigación. El diario puede incluir reflexiones sobre las interacciones con los participantes en la investigación, las decisiones sobre la recopilación y el análisis de datos, las interpretaciones de los resultados y las reacciones emocionales del investigador ante la investigación. Por ejemplo, después de cada entrevista, el investigador puede escribir cómo se sintió durante la interacción, cómo cree que su comportamiento o identidad puede haber influido en las respuestas del participante y cualquier suposición o sesgo que haya observado en sus preguntas o reacciones. También puede reflexionar sobre cómo sus experiencias personales o sus inclinaciones teóricas influyen en sus interpretaciones de los datos. Un diario reflexivo no sólo facilita la reflexividad durante el proceso de investigación, sino que también sirve como un valioso registro que puede compartirse con el público de la investigación, aumentando la transparencia y la credibilidad de la investigación.
El "peer debriefing" es otra técnica útil para practicar la reflexividad. Se trata de llevar a cabo la difusión de la investigación con colegas o mentores que puedan aportar una perspectiva externa. Estos debates pueden ayudar a los investigadores reflexivos a identificar posibles sesgos, cuestionar sus interpretaciones y considerar explicaciones alternativas. Por ejemplo, un investigador puede compartir las transcripciones de las entrevistas y los análisis preliminares con un colega. El colega podría cuestionar las interpretaciones del investigador, señalar posibles sesgos en el proceso de codificación o sugerir temas adicionales que el investigador podría haber pasado por alto. Estas conversaciones pueden aumentar el rigor y la credibilidad de la investigación al garantizar que las conclusiones se basan en los datos y en la bibliografía pertinente, en lugar de basarse únicamente en la perspectiva personal del investigador.
Por último, la autorreflexión crítica es un aspecto fundamental de la reflexividad. Esto implica que el investigador examine críticamente sus suposiciones, valores y visiones del mundo. A continuación, el investigador considera cómo pueden influir estos elementos en la investigación. La autorreflexión crítica puede adoptar muchas formas. Por ejemplo, el investigador puede reflexionar sobre sus experiencias personales y cómo éstas pueden relacionarse con el tema de la investigación. Puede considerar su posición con respecto a los participantes y reflexionar sobre la dinámica de poder que esto puede implicar. También puede cuestionar sus supuestos teóricos y considerar cómo éstos determinan las preguntas, los métodos y las interpretaciones de la investigación. La autorreflexión requiere franqueza, honestidad y valentía. No siempre es cómodo enfrentarse a los propios prejuicios o reconocer las limitaciones de la propia investigación. Sin embargo, esta incomodidad es una parte crucial de la reflexividad, que conduce a una mayor autoconciencia, conducta ética y rigor en la investigación. En resumen, llevar un diario reflexivo, realizar un debriefing entre pares y dedicarse a la autorreflexión crítica son tres técnicas prácticas para practicar la reflexividad. Estas técnicas pueden ayudar a los investigadores a autocriticarse y a criticar sus métodos para ser más conscientes de su papel e influencia en el proceso de investigación, mejorando la credibilidad, la ética y la profundidad de su investigación cualitativa.