Las entrevistas son un método básico de recopilación de datos en la investigación cualitativa, y se celebran por captar perspectivas ricas y llenas de matices. Pero bajo la superficie se esconden defectos potencialmente críticos que podrían sesgar la información. Este artículo profundiza en las principales desventajas asociadas con el proceso de entrevista en la investigación cualitativa, en particular cuando se realizan entrevistas en persona, ya sea a través de entrevistas estructuradas, no estructuradas, u otros formatos de entrevista.
Es indiscutible que las entrevistas transmiten la información más densa y profunda cuando se trata de recopilar datos. Aunque otros métodos de recopilación de datos, como encuestas o grupos de discusión, aportan valiosas perspectivas y una red más amplia de información, no proporcionan la comprensión más profunda que las entrevistas.
Sin embargo, ningún método es perfecto y algunas desventajas pueden impregnar y disminuir la calidad de la información recogida. Esto puede ir desde un cuestionamiento deficiente, como hacer preguntas que no aporten ninguna información sobre el proyecto de investigación, hasta efectos psicológicos en los que el entrevistador manipule inconscientemente las respuestas del participante.
Las entrevistas son un método de investigación cualitativa muy utilizado, que ofrece una comprensión más profunda de las experiencias de los participantes y proporciona valiosas perspectivas que otros data métodos de colección de datos, como encuestas o métodos cuantitativos, podrían no captar. Sin embargo, aunque las entrevistas aportan una gran cantidad de datos cualitativos, también conllevan una serie de desventajas que los investigadores cualitativos deben sortear con cuidado.
Una de las desventajas más importantes de las entrevistas es que requieren mucho tiempo. El proceso de entrevista consta de varias fases, cada una de las cuales exige mucho tiempo. Los investigadores cualitativos deben planificar y diseñar meticulosamente las entrevistas, asegurándose de que las preguntas estén bien formuladas para obtener respuestas significativas. Para realizar una investigación cualitativa suele ser necesario programar entrevistas en persona o en línea, lo que puede suponer un reto logístico, sobre todo cuando los participantes están repartidos por distintos lugares o tienen una disponibilidad limitada.
Durante la entrevista en sí, ya sea una entrevista en persona, una entrevista de grupo o incluso una entrevista de teléfono, el proceso requiere una cuidadosa atención a los detalles. Los investigadores deben tomarse el tiempo necesario para establecer una buena relación, hacer preguntas de seguimiento y pedir aclaraciones para comprender plenamente las respuestas de los participantes. Después de la entrevista, las fases de transcripción y análisis de datos requieren igualmente mucho tiempo. Esta naturaleza de las entrevistas, que requiere muchos recursos, puede limitar el número de entrevistas que un equipo de investigación puede realizar, lo que puede afectar a la amplitud de los datos recogidos y al alcance general del proyecto de investigación.
Las entrevistas, especialmente en persona, suelen requerir que los participantes compartan experiencias y opiniones personales en un entorno en el que el anonimato es limitado. A diferencia de otros métodos de recogida de datos, como las encuestas o los cuestionarios en línea, las entrevistas no ofrecen el mismo nivel de anonimato, lo que puede afectar a la disposición de los participantes a compartir abiertamente. Esto es especialmente cierto en los proyectos de investigación que implican temas sensibles o requieren que los participantes revelen información personal o potencialmente estigmatizante.
La falta de anonimato puede llevar a sesgo, donde los participantes modifican sus respuestas para alinearse con lo que perciben como socialmente aceptable o para evitar ser juzgados. Esta limitación puede dar lugar a datos que reflejen menos los verdaderos pensamientos y sentimientos de los participantes, afectando así a la calidad de los datos cualitativos recopilados. Los investigadores cualitativos deben hacer hincapié en el consentimiento informado y la confidencialidad para fomentar respuestas sinceras y abiertas, aunque esto no elimina el impacto del anonimato limitado.
La realización de entrevistas requiere importantes recursos, como tiempo, dinero y personal cualificado. Este uso intensivo de recursos es una gran desventaja, sobre todo para los equipos de investigación más pequeños o los proyectos con presupuestos limitados. Las entrevistas en persona, por ejemplo, pueden requerir gastos de viaje, reservas de locales y equipos de grabación, todo lo cual se suma al coste total de la investigación. Incluso las entrevistas en línea, aunque potencialmente menos costosas, requieren una tecnología fiable y acceso a Internet, así como el tiempo y el esfuerzo necesarios para programar y realizar las entrevistas.
La demanda de recursos se extiende más allá de la propia entrevista, hasta la fase de análisis de datos. La transcripción de las entrevistas es un proceso que exige mucho tiempo y trabajo, y a menudo requiere recursos adicionales, como programas informáticos de transcripción o transcriptores profesionales. Además, el análisis de entrevistas, sobre todo en proyectos de investigación complejos, requiere programas informáticos sofisticados y analistas formados, lo que incrementa aún más los costes.
Las entrevistas suelen basarse en la capacidad de los participantes para recordar experiencias, opiniones o acontecimientos pasados. Sin embargo, la memoria humana es falible y los participantes pueden proporcionar relatos inexactos o incompletos durante el proceso de entrevista. Los participantes pueden omitir detalles involuntariamente, reconstruir los acontecimientos de forma diferente en función de sus conocimientos actuales o incluso mezclar varias experiencias en una sola narración.
En algunos contextos de investigación, esta cuestión es especialmente problemática, como en los estudios retrospectivos en los que el recuerdo preciso es crucial para comprender los fenómenos investigados. Los investigadores cualitativos pueden mitigar este riesgo utilizando técnicas como la triangulación, en la que la información de las entrevistas se coteja con otras fuentes de datos, o empleando ayudas para la memoria, como líneas de tiempo, para ayudar a los participantes a recordar los acontecimientos con mayor precisión. En la investigación cualitativa, las entrevistas crean datos en el momento, reflejando la perspectiva y la voz actuales del participante. Sin embargo, éstas pueden cambiar con el tiempo.
En la investigación transcultural, las entrevistas pueden plantear problemas relacionados con las diferencias lingüísticas y los matices culturales. Estas barreras pueden dar lugar a malentendidos, interpretaciones erróneas o incluso ofensas, que pueden comprometer la calidad de los datos recogidos. Por ejemplo, determinadas preguntas o temas pueden percibirse de forma diferente en distintos contextos culturales, lo que puede dar lugar a respuestas influidas por las normas culturales más que por los pensamientos o experiencias del participante.
Las barreras lingüísticas son especialmente difíciles en la investigación cualitativa, en la que la riqueza de los datos depende a menudo de una expresión matizada y una descripción detallada. Cuando los participantes no hablan con fluidez la lengua de la entrevista, o cuando se requieren traducciones, existe el riesgo de que el significado original de las respuestas se pierda o se altere. Los investigadores cualitativos deben ser sensibles a estas cuestiones y considerar la posibilidad de contar con entrevistadores bilingües o mediadores culturales para garantizar que los datos recogidos sean lo más precisos y representativos posible.
La realización de entrevistas, en particular sobre temas delicados, plantea cuestiones importantes (enlace: https://atlasti.com/guides/qualitative-research-guide-part-1/ethics-research text: ethical considerations). Los investigadores deben obtener el consentimiento informado de los participantes, asegurándose de que comprenden perfectamente el propósito de la investigación, cómo se utilizarán sus datos y su derecho a retirarse del estudio en cualquier momento. Sin embargo, el proceso de obtención del consentimiento informado puede ser complejo, sobre todo en los casos en que las dinámicas de poder están en juego, como en las entrevistas con poblaciones vulnerables o en organizaciones jerárquicas.
Además, la interacción personal inherente a las entrevistas puede plantear problemas éticos en torno a la privacidad y la confidencialidad. Los participantes pueden compartir información delicada durante una entrevista de la que luego se arrepientan o que pueda tener consecuencias negativas si se divulga. Los investigadores cualitativos deben afrontar estos retos éticos con cuidado, equilibrando la necesidad de recopilar información valiosa con la responsabilidad de proteger los derechos y el bienestar de los participantes.
A la hora de analizar las desventajas de las entrevistas en distintos formatos, como grupos de discusión, entrevistas telefónicas, correos electrónicos y cara a cara, es esencial tener en cuenta tanto los problemas logísticos como los metodológicos.
En (enlace: https://atlasti.com/guides/interview-analysis-guide/focus-group-interviews-research texto: grupos de discusión), una desventaja importante es la posibilidad de que los participantes dominantes sesguen la conversación. Es natural que algunas personas hablen más que otras, y sus opiniones pueden eclipsar a los miembros más silenciosos. Este predominio puede distorsionar la dinámica del grupo y suprimir perspectivas diversas. Además, los grupos de discusión son propensos al pensamiento de grupo, en el que los participantes se sienten presionados para ajustarse a la opinión de la mayoría en lugar de expresar sus verdaderos pensamientos. Esta conformidad social puede limitar la autenticidad de los datos recogidos.
El éxito de los grupos focales depende en gran medida de la capacidad del moderador para equilibrar la conversación e implicar a todos los participantes por igual, lo que puede resultar difícil. Una moderación deficiente puede hacer que algunos participantes se sientan excluidos o menos dispuestos a contribuir. Otro inconveniente es la dificultad logística de programar sesiones que funcionen para varias personas. Encontrar una hora común para todos puede retrasar el proceso y reducir la participación. Por último, los grupos focales suelen limitar la profundidad de las respuestas porque los participantes deben compartir el tiempo, lo que impide una exploración más exhaustiva de las perspectivas individuales.
(enlace: https://atlasti.com/guides/interview-analysis-guide/face-to-face-interview-research text: Las entrevistas cara a cara) proporcionan los datos más ricos en cuanto a profundidad y conexión personal, pero no están exentas de inconvenientes. Una desventaja importante es que estas entrevistas requieren mucho tiempo. Coordinar los horarios, organizar los lugares y celebrar reuniones en persona puede llevar mucho tiempo, tanto al investigador como a los participantes. Este proceso puede ser especialmente difícil si hay que viajar. Otra limitación es el posible sesgo de deseabilidad social. Cuando los participantes están sentados directamente frente a un entrevistador, pueden sentirse presionados para dar respuestas socialmente aceptables en lugar de expresar sus verdaderos pensamientos. Esto puede sesgar los datos y reducir su autenticidad. Las entrevistas cara a cara también suelen ser más caras.
Los costes asociados a los viajes, el alquiler del local y la remuneración de los participantes pueden ser elevados, lo que hace que este método sea menos viable para estudios a gran escala. Además, el sesgo del entrevistador puede influir inadvertidamente en las respuestas de los participantes. Las señales no verbales, las expresiones faciales o incluso el tono de voz del entrevistador pueden influir en las respuestas de los participantes y, por tanto, en los datos. Por último, las dificultades logísticas, como encontrar un espacio cómodo, neutral y privado para entrevistas delicadas, pueden afectar a la calidad de las respuestas, sobre todo si los participantes se sienten incómodos o apurados.
(enlace: https://atlasti.com/guides/interview-analysis-guide/telephone-interviews text: Las entrevistas telefónicas), aunque convenientes, presentan varios retos únicos. Una de las mayores limitaciones es la ausencia de señales visuales. Sin lenguaje corporal ni expresiones faciales, a los entrevistadores les resulta más difícil calibrar las emociones, la incomodidad o las dudas, que pueden proporcionar un contexto valioso. La falta de conexión visual también hace más difícil establecer una buena relación con los participantes, lo que puede dar lugar a conversaciones más breves y menos atractivas. Este medio puede parecer impersonal, y las distracciones en el entorno del participante pueden reducir aún más su concentración y compromiso. Los problemas técnicos, como la mala calidad de la llamada o la caída de la conexión, pueden interrumpir el flujo de la entrevista y dar lugar a respuestas incompletas o malinterpretadas. Las entrevistas telefónicas suelen ser más cortas que las presenciales, ya que los participantes tienden a dar respuestas más breves sin el mismo nivel de compromiso. Esto puede limitar la riqueza de los datos recogidos. Los participantes pueden dudar a la hora de hablar (enlace: https://atlasti.com/research-hub/researching-sensitive-topics text: sensitive topics) por teléfono, lo que da lugar a respuestas menos sinceras.
Durante las entrevistas pueden surgir varios efectos psicológicos que podrían influir en el comportamiento y las respuestas tanto del entrevistador como del participante. He aquí algunos efectos psicológicos clave que conviene tener en cuenta y sobre los que reflexionar:
El sesgo de deseabilidad social se produce cuando los participantes ajustan sus respuestas a lo que creen que es socialmente aceptable o favorable a los ojos del entrevistador. Esto es especialmente frecuente en las entrevistas en las que se tratan temas delicados o controvertidos. Los participantes pueden restar importancia a comportamientos u opiniones que perciben como indeseables y hacer hincapié en los que consideran más aceptables. Esto puede dar lugar a datos inexactos o sesgados, ya que no se revelan completamente los verdaderos sentimientos o comportamientos del participante.
Una desventaja peculiar de las entrevistas es lo que se conoce como "efecto Hawthorne". Es similar al sesgo de deseabilidad social, ya que se produce cuando los participantes alteran su comportamiento simplemente porque saben que están siendo observados o entrevistados. Este efecto, que debe su nombre a una serie de estudios realizados en la década de 1920 en la fábrica Hawthorne Works (Levitt y List, 2011), puede llevar a los participantes a dar respuestas que creen que el entrevistador quiere oír o a comportarse durante la entrevista de forma diferente a como lo harían en su vida cotidiana. En esencia, el mero hecho de ser entrevistado puede cambiar la forma de responder de las personas, lo que dificulta la obtención de datos totalmente auténticos.
El efecto Hawthorne debe su nombre a una serie de estudios realizados en la fábrica Western Electric Hawthorne Works de Chicago en los años 1920-1930. Los investigadores estudiaron cómo las diferentes condiciones de trabajo, como los niveles de iluminación, afectaban a la productividad de los trabajadores. Descubrieron que la productividad mejoraba siempre que se realizaba cualquier cambio, incluso cuando las condiciones empeoraban en realidad, simplemente porque los trabajadores sabían que estaban siendo observados. Este efecto demostró que la mera presencia de investigadores y la atención prestada a las actividades de los trabajadores podían influir en el comportamiento, provocando un aumento de la productividad con independencia de los cambios concretos realizados.
El "efecto teléfono" se produce cuando la falta de contexto visual puede dar lugar a malentendidos, interpretaciones erróneas o una pérdida de sutiles pistas emocionales. A diferencia de las entrevistas en cara-a-cara, donde el lenguaje corporal, las expresiones faciales y otras señales no verbales desempeñan un papel importante en la comunicación, las entrevistas telefónicas o virtuales dependen en gran medida únicamente de la voz. En consecuencia, la riqueza de los datos puede verse comprometida, lo que dificulta que el entrevistador capte plenamente las emociones o intenciones del participante.
Un ejemplo famoso del "efecto teléfono" en la recopilación de datos es el Informe Hite sobre la sexualidad femenina, realizado por Shere Hite en la década de 1970. Aunque el informe fue pionero en sus conclusiones, Hite recopiló gran parte de sus datos mediante cuestionarios escritos en lugar de entrevistas cara a cara (Shere, 1976). Esta dependencia de métodos de comunicación no personales, similar al "efecto teléfono", puede haber dado lugar a algunas interpretaciones erróneas o a una falta de profundidad en las respuestas, ya que los participantes no podían aclarar sus pensamientos o emociones en tiempo real con un entrevistador. Los críticos argumentaron que la falta de interacción directa podría haber afectado a la autenticidad y riqueza de los datos.
El sesgo de memoria se produce cuando los participantes tienen dificultades para recordar acontecimientos pasados, lo que da lugar a recuerdos incompletos o alterados. Este sesgo puede ser especialmente problemático en las entrevistas, ya que la calidad de los datos cualitativos a menudo depende de la capacidad de los participantes para proporcionar relatos detallados de sus experiencias. Los participantes pueden omitir detalles involuntariamente, mezclar varios acontecimientos o reconstruir recuerdos basándose en sus creencias o emociones. Esto puede dar lugar a datos que no sean totalmente fiables o representativos.
La "paradoja de la auto-revelación". Durante las entrevistas, los participantes pueden empezar siendo cautelosos, pero poco a poco se vuelven más abiertos a medida que establecen https://atlasti.com/guides/interview-analysis-guide/rapport-in-interviews texto: rapport con el entrevistador. Curiosamente, esto puede llevarles a compartir información más personal o delicada de lo que pretendían en un principio. Sin embargo, después de la entrevista, los participantes pueden sentirse "arrepentidos de haber revelado información", es decir, incómodos o preocupados por haber compartido demasiada. Este fenómeno puede influir en los sentimientos de los participantes hacia su participación en el estudio y afectar a sus respuestas si se realizan entrevistas de seguimiento.
La paradoja de la autorrevelación quedó patente en el Experimento de la Prisión de Stanford de Philip Zimbardo (Zimbardo, 1973), en el que los participantes revelaron gradualmente más cosas sobre sí mismos y adoptaron comportamientos que podrían no haber previsto. A medida que se intensificaba el entorno carcelario simulado, algunos participantes (en el papel de guardias) empezaron a mostrar un comportamiento cada vez más agresivo, mientras que otros (en el papel de presos) se volvieron más sumisos. Muchos de los participantes expresaron posteriormente su arrepentimiento o incomodidad por la profundidad con la que se habían involucrado en sus papeles y por los aspectos personales que habían revelado durante el experimento, lo que pone de relieve la paradoja de que la apertura inicial condujera a una incómoda revelación de sí mismos a medida que avanzaba el estudio.
Las entrevistas son un poderoso método de investigación cualitativa que puede proporcionar una visión profunda de las experiencias y los comportamientos humanos, pero tienen sus desventajas. El proceso de entrevista requiere mucho tiempo y recursos. Además, la falta de anonimato y las barreras interculturales y lingüísticas complican aún más el uso de las entrevistas en la investigación cualitativa.
A pesar de estas dificultades, las entrevistas siguen siendo una herramienta valiosa en el arsenal del investigador cualitativo, sobre todo cuando la pregunta de investigación exige una comprensión más profunda de fenómenos complejos. Sin embargo, los investigadores cualitativos deben ser conscientes de las desventajas de las entrevistas y tomar medidas para mitigar estos desafíos siempre que sea posible, garantizando que los datos recogidos sean de alta calidad y éticamente sólidos. Si se tienen en cuenta estos factores, los equipos de investigación pueden realizar entrevistas que aporten información valiosa y, al mismo tiempo, minimizar los riesgos y limitaciones asociados.